La Legión de los Inmortales de Massimiliano Colombo- S.A. Ediciones B
El centurión se detuvo un instante para mirar la centelleante estela de la luna en el mar, luego se volvió hacia los hombres, como si quisiera estudiarlos uno a uno. Por último, sus ojos se posaron en una siniestra silueta envuelta en una piel de oso, cuyas fauces abiertas se apoyaban sobre el yelmo del hombre que la llevaba. En la marcha, en el combate, en la reyerta, los legionarios nunca perdían de vista el estandarte que portaba, un águila de plata, símbolo de la legión misma. Donde estaba él, estaban los mejores hombres de la Décima Legión, los Inmortales. Donde estaba el aquilífero, estaba Roma.
Año 55 a. C. Una flota de guerra avista una tierra desconocida que
resulta estar poblada por feroces guerreros capaces de infundir temor
incluso a los soldados de Julio César. Ante el pánico que se apodera de
las tropas, un hombre se arroja a las gélidas aguas. Es Lucio
Petrosidio, aquilífero de la Décima Legión. Como un solo hombre, detrás
de su águila, la legión de los Inmortales acomete el asalto. Por César y
por Roma, Lucio y sus compañeros, Máximo, Quinto y Valerio, se batirán
sin tregua por conquistar Britania y para proteger a Gwynith, la esclava
pelirroja que ha conquistado el corazón del aquilífero. Hasta un lugar
llamado Atuatuca, donde acecha un destino de sangre... Año 35 a. C.
Desde el puente de una nave, un hombre observa las costas de la gran
isla ya próxima. A su lado, la espada corta de los legionarios; en la
mente, los recuerdos de una epopeya de guerra y muerte en la que aletean
los fantasmas de los compañeros caídos. Es para dar paz a esos
fantasmas, y a su conciencia, que el viejo soldado regresa a Britania.
Porque desde entonces hay una mujer a la espera de su hombre y hay una
batalla iniciada veinte años antes que lo aguarda para concluir
definitivamente.
Admiro a esas personas que son capaces de terminar un libro que no les está gustando. Yo soy incapaz. Mi margen suelen ser de 100 páginas. Si en esas 100 páginas el libro, por A o por B, me sigue sin enganchar, lo dejo. A La legión de los Inmortales no le dí 100 páginas; le dí 200. Y seguimos en las mismas... Pero vayamos por partes:
Narrada en dos tiempos diferentes, en el año 55 a.C y en el 35 a.C, Massimiliano Colombo nos cuenta la historia de dos hombres: Lucio Petrosidio (personaje real que aparece en De Bello Gallico de Julio César) aquilífero de la Décima Legión y un hombre quien se hace llamar Romano, que viaja a Britania para saldar una promesa hecha a un amigo.
Julio Cesar, legionarios, el desembarco en Britania, una promesa misteriosa... es una novela que parecía prometer. Y en un principio el autor, hábilmente, logra introducirnos en la dinámica del ejército más poderoso de su tiempo: nos explica los diferentes rangos, nos describe sus armas, nos muestra su impecable organización. Es decir, nos narra su día a día. Pero solo eso, su día a día; sin ningún misterio, sin ningún giro argumental, sin ninguna emoción. Como lector crees, quieres creer, que más adelante en la historia ocurrirá algo te haga no parar de leer. Hasta donde llegué yo, al menos, no es el caso.
Pero aun con todo solo hay una única razón por la que no he podido leer más de la mitad: la historia de amor. Frases como:<< mordió el escote del vestido para apartarlo y su boca ávida se abalanzó sobre los cándidos senos >> o << aquellos dedos fríos se desplazaron adelante, sobre la carne ardiente >>; me empalagan, me producen rechazo. Y si añadimos que el personaje femenino involucrado no me agrada demasiado, pues... ya lo rematamos.
A algunos de vosotros os parecerá absurdo abandonar un libro por esa razón, otros de vosotros entenderéis de lo que estoy hablando. Ha sido una pequeña decepción. Esperaba leer una novela épica, esperaba acción, esperaba batallas, esperaba sangre y fuego.
Tal vez, esperaba demasiado...
P.D. Por si os lo preguntáis... Sí, la historía de amor se alarga durante tooodo el libro. Lo he comprobado.
Narrada en dos tiempos diferentes, en el año 55 a.C y en el 35 a.C, Massimiliano Colombo nos cuenta la historia de dos hombres: Lucio Petrosidio (personaje real que aparece en De Bello Gallico de Julio César) aquilífero de la Décima Legión y un hombre quien se hace llamar Romano, que viaja a Britania para saldar una promesa hecha a un amigo.
Julio Cesar, legionarios, el desembarco en Britania, una promesa misteriosa... es una novela que parecía prometer. Y en un principio el autor, hábilmente, logra introducirnos en la dinámica del ejército más poderoso de su tiempo: nos explica los diferentes rangos, nos describe sus armas, nos muestra su impecable organización. Es decir, nos narra su día a día. Pero solo eso, su día a día; sin ningún misterio, sin ningún giro argumental, sin ninguna emoción. Como lector crees, quieres creer, que más adelante en la historia ocurrirá algo te haga no parar de leer. Hasta donde llegué yo, al menos, no es el caso.
Pero aun con todo solo hay una única razón por la que no he podido leer más de la mitad: la historia de amor. Frases como:<< mordió el escote del vestido para apartarlo y su boca ávida se abalanzó sobre los cándidos senos >> o << aquellos dedos fríos se desplazaron adelante, sobre la carne ardiente >>; me empalagan, me producen rechazo. Y si añadimos que el personaje femenino involucrado no me agrada demasiado, pues... ya lo rematamos.
A algunos de vosotros os parecerá absurdo abandonar un libro por esa razón, otros de vosotros entenderéis de lo que estoy hablando. Ha sido una pequeña decepción. Esperaba leer una novela épica, esperaba acción, esperaba batallas, esperaba sangre y fuego.
Tal vez, esperaba demasiado...
P.D. Por si os lo preguntáis... Sí, la historía de amor se alarga durante tooodo el libro. Lo he comprobado.