Jane Eyre de Charlotte Brontë - Clásica Maior
Tras una infancia desafortunada, Jane Eyre es contratada como institutriz en Thornfield Hall para educar a Adela, la protegida del propietario, el Señor Rochester.
Melancolía, crueldad, misterio, fuerza, superación, amistad, pasión, amor... eso nos encontramos en la inmortal novela de Charlotte Brontë, Jane Eyre. Con una ambientación gótica y situada en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, la autora nos relata en primera persona la vida de Jane, desde su infancia hasta su madurez.
Sus dos personajes principales son el alma de la novela:
Jane Eyre, es un personaje inspirador. Su bondad, su seguridad en sí misma y en sus actos, y su fuerza de espíritu son admirables. Y aun siendo la infancia de Jane, como ha sido llena de crueldad, tiene la capacidad de perdonar y amar con todo su corazón.
Edward Rochester, en cambio, es un hombre hosco, grosero y voluble. Pero detrás de esa coraza se esconde una persona apasionada, generosa y deseosa de amar y ser amado.
Los dos juntos nos harán vibrar y emocionarnos.
Hay que tener en cuenta que el libro se publicó en 1847 y puede que el estilo narrativo nos resulte algo tedioso, sobre todo, cuando la autora incide en el tema religioso. Pero si pasamos por alto esto último, la trama va a buen ritmo durante las 500 páginas que completan la historia y en ocasiones ni siquiera nos dará tiempo a asimilar todos los giros inesperados.
En definitiva, Jane Eyre es una historia que cala hondo y que estoy segura recordaré siempre. Espero que os ocurra lo mismo.
¿Piensa que me es posible vivir a su lado sin ser nada para usted? ¿Cree que soy una autómata, una máquina sin sentimientos humanos? ¿Piensa que porque soy pobre y oscura carezco de alma y de corazón? ¡Se equivoca! ¡Tengo tanto corazón y tanta alma como usted! Y si Dios me hubiese dado belleza y riquezas, le sería a usted tan amargo separarse de mí como me lo es a mí separarme de usted.
Dueña de un singular temperamento desde su complicada infancia de
huérfana, primero a cargo de una tía poco cariñosa y después en la
escuela Lowood, Jane Eyre logra el puesto de institutriz en Thornfield
Hall para educar a la hija de su atrabiliario y peculiar dueño, el señor
Rochester. Poco a poco, el amor irá tejiendo su red entre ellos, pero
la casa y la vida de Rochester guardan un estremecedor y terrible
misterio.
Tras una infancia desafortunada, Jane Eyre es contratada como institutriz en Thornfield Hall para educar a Adela, la protegida del propietario, el Señor Rochester.
Melancolía, crueldad, misterio, fuerza, superación, amistad, pasión, amor... eso nos encontramos en la inmortal novela de Charlotte Brontë, Jane Eyre. Con una ambientación gótica y situada en la Inglaterra de mediados del siglo XIX, la autora nos relata en primera persona la vida de Jane, desde su infancia hasta su madurez.
Sus dos personajes principales son el alma de la novela:
Jane Eyre, es un personaje inspirador. Su bondad, su seguridad en sí misma y en sus actos, y su fuerza de espíritu son admirables. Y aun siendo la infancia de Jane, como ha sido llena de crueldad, tiene la capacidad de perdonar y amar con todo su corazón.
Edward Rochester, en cambio, es un hombre hosco, grosero y voluble. Pero detrás de esa coraza se esconde una persona apasionada, generosa y deseosa de amar y ser amado.
Los dos juntos nos harán vibrar y emocionarnos.
Hay que tener en cuenta que el libro se publicó en 1847 y puede que el estilo narrativo nos resulte algo tedioso, sobre todo, cuando la autora incide en el tema religioso. Pero si pasamos por alto esto último, la trama va a buen ritmo durante las 500 páginas que completan la historia y en ocasiones ni siquiera nos dará tiempo a asimilar todos los giros inesperados.
En definitiva, Jane Eyre es una historia que cala hondo y que estoy segura recordaré siempre. Espero que os ocurra lo mismo.