Lecciones de Química de Bonnie Garmus - Salamandra
Para Elizabeth Zott, la cocina es química y la química es vida.
Conoce a esta mujer inconformista e irresistible y atrévete a cambiar el mundo
Elizabeth Zott es madre soltera y renuente estrella del programa de cocina de televisión más seguido de Estados Unidos. El enfoque inusual de Elizabeth para cocinar, combinar una cucharada de ácido acético con una pizca de cloruro de sodio, resulta revolucionario. Sin embargo, a medida que su éxito aumenta lo hacen también sus enemigos, porque Elizabeth no sólo está enseñando a las mujeres a cocinar, sino también desafiándolas a alterar el orden establecido.
Diooos, qué aburrido me ha parecido este libro.
Comienza de manera prometedora: 1961. Elizabeth Zott una madre soltera y científica, consigue, de manera casual, un puesto como presentadora de un programa de cocina de televisión y se convierte al instante en una estrella del país. Hasta ahí bien. Es decir, en esas primeras páginas se nos cuenta cómo Elizabeth consigue tal puesto y cómo compagina en su día a día su papel de madre y su trabajo como investigadora química y presentadora.
Sin embargo, tras este comienzo bastante favorable en cuanto a argumento, la historia cambia completamente al volver atrás en el tiempo, concretamente 10 años antes, en 1952, donde se nos empieza a contar cómo nuestra protagonista comienza a trabajar en el Instituto de Investigación Hastings y los numerosos obstáculos y terribles experiencias que ha vivido para poder avanzar en sus estudios y profesión. Hasta ahí, relativamente bien también.
Pero entra en escena Calvin Evans, un renombrado científico que también trabaja en el Instituto de Investigación Hastings. A pesar de que su personaje ni me va ni me viene (vamos, que no me dice nada, pero tampoco me molesta), la relación que surge entre Elizabeth y él no me puede dar más pereza. Es aburrida, sin chispa, sin química. Sus interacciones son tediosas, monótonas... y luego viene el remo. Sí, habéis leído bien, el remo. Calvin, campeón de remo en sus años en la universidad de Cambridge, se empeña en enseñar a Elizabeth a remar. Así, la autora nos da una extensísima guía de cómo remar, las reglas del remo, el entrenamiento y sobre los componentes de la tripulación y su diferente cometido. El remo ocupa muchas muchas páginas de este libro, demasiadas. Por lo que al final, la historia se acaba quedando estancada, no avanza (algo que yo anhelaba con toda mi alma), y solo acababa leyendo más historias sobre el remo. Bufff, solo pedía que esta agonía acabase de una vez, pero como no acababa, terminé yo misma con este libro. Ahora que lo pienso, el remo podía ser un aspecto significativo en el futuro de la historia, aun así no me merecía la pena seguir leyendo y la verdad, que no me arrepiento.